Las aplicaciones hoy operan todo lo crítico en una empresa: punto de venta, ordenes de compra, portales de clientes, por ejemplo. Si se cae el sistema, se cae el negocio.
Más del 90 % de las empresas medianas y grandes pierde más de US$ 300.000 por cada hora de caída en sistemas críticos, y el 41 % reporta pérdidas de entre US$ 1 millón y más de US$ 5 millones por hora, según ITIC.
Pese a eso, muchas organizaciones siguen operando sin una estrategia clara de AMS (Application Management Services). Eso no es solo quedarse atrás: es asumir riesgos innecesarios, trabajar a ciegas y sobrecargar a los equipos internos.
Cuando no hay un modelo AMS, los equipos de desarrollo terminan asumiendo también la continuidad operativa.
“Tú estás dedicando tu área de desarrollo a cumplir una segunda función, que es la continuidad operativa, ahí pierdes un agente de valor por estar haciendo temas repetitivos", comenta Claudio Lobos, Jefe del área de servicios en ACL y especialista en AMS.
Sin monitoreo proactivo ni alertas tempranas, los incidentes se detectan tarde, sin trazabilidad. Cuando ocurre una caída en un horario crítico, la solución llega después de que la operación ya fue interrumpida.
No contar con roles claros provoca desmotivación, alto desgaste y pérdida de talento, especialmente si los equipos internos deben saltar constantemente de crear nuevas funciones a apagar incendios.
Fallas en retail durante campañas significan millones en pérdidas. En energía, pueden incluso implicar interrupciones en la distribución (ej. CyberDay). En salud o banca, la falta de acceso puede pararse operaciones y afectar vidas o la cuota regulatoria.
Todo esto permite anticiparse, no solo reaccionar.
“La IA no reemplaza a las personas: cambia su rol. Permite que el equipo se enfoque en tareas de mayor valor, no en repetir lo mismo una y otra vez", explica Claudio Lobos, desde su experiencia liderando servicios AMS en ACL.
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Un modelo AMS no es solo tecnología: es una apuesta estratégica que fortalece la resiliencia, libera talento y mejora la continuidad operativa.
Un buen modelo AMS fortalece la resiliencia, mejora la continuidad operativa y libera talento para que el negocio no solo funcione, sino que avance.
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