Por Ignacio Muñoz Riquelme
¿Quién detectó el último error grave en tu e-commerce: tu equipo de QA o un cliente furioso en redes sociales?
En Chile, esa pregunta no es retórica. El Servicio Nacional del Consumidor (SERNAC) recibió 593.744 reclamos en 2023, y el retail concentró un 25,8 % de ese total, según la cuenta pública 2023 y el análisis publicado por BioBioChile.
Peor aún: los reclamos ligados al comercio electrónico ya representan un 62 %, frente al 38 % del comercio presencial, de acuerdo con el estudio de comercio electrónico del SERNAC. Y el propio organismo ha concluido que alrededor del 65 % de las quejas se concentra en la postventa: problemas para terminar contratos, ejercer garantías o recibir lo prometido, como detalla en el informe sobre la postventa en comercio electrónico y el análisis del viaje del usuario en e-commerce.
Si miras esos datos con lentes de TI, el mensaje es incómodo: gran parte del retail chileno está testeando en producción. La “prueba de estrés” de tus procesos digitales no la hace QA; la hacen tus clientes, en horario punta.
Escribí este artículo porque en retail, QA con IA no es un lujo tecnológico; es una defensa para reducir reclamos, proteger margen y dejar de usar a los clientes como sistema de alerta temprana.
En casi cualquier cadena de retail se repite el mismo guion:
Desde la mirada de negocio esto se lee como “mala experiencia de cliente”.
Desde la mirada técnica, suele ser un problema clásico de QA que llegó tarde.
IBM viene insistiendo hace años en que corregir defectos en etapas tardías del ciclo de desarrollo dispara los costos, y que una parte importante del presupuesto se consume en reparar errores que pudieron detectarse antes, como detalla el white paper de IBM “Minimizing Code Defects to Improve Software Quality and Lower Development Costs”.
Traducido a retail:
La diferencia no es filosófica, es financiera.
Si el retail lidera los reclamos y el e-commerce concentra la mayoría de las quejas, no es porque los equipos no trabajen; es porque el sistema aprende tarde.
Hoy muchas organizaciones siguen este patrón:
Resultado: cada campaña masiva “descubre” problemas que ya estaban latentes en los datos de postventa.
La pregunta clave no es “¿tenemos más testers?” sino:
¿Qué tan bien está aprendiendo tu sistema de QA de los errores que ya comete tu operación?
Ahí es donde la IA deja de ser palabra de moda y empieza a tener impacto real.
La adopción de IA en testing dejó de ser un experimento puntual. El World Quality Report 2024 muestra que una mayoría de organizaciones ya está incorporando IA y GenAI en sus procesos de calidad, con beneficios claros en velocidad y automatización. Un análisis de estas tendencias, realizado por George Ukkuru en Testmetry, destaca que buena parte de los equipos de QA declara ciclos de pruebas más rápidos y una mayor capacidad de automatizar tareas luego de integrar IA en su estrategia.
Eso no significa que todos la estén usando bien, pero sí deja claro que hay un terreno donde separar ruido de valor.
De manera pragmática, en retail la IA puede aportar en tres frentes muy concretos:
En lugar de ejecutar siempre el mismo set de regresión, los modelos pueden:
No se trata de correr más pruebas, sino de ejecutar las pruebas que importan para el negocio.
Aquí la IA deja de ser un asistente y se vuelve radar:
Bien entrenados, estos modelos permiten algo clave:
saber qué revisar antes de lanzar, y no después de leer un hilo de reclamos en redes sociales.
En paralelo, siguen creciendo los usos más “clásicos” de IA en testing:
El punto no es reemplazar al tester, sino sacarlo de la tarea mecánica y llevarlo a diseñar mejor qué se prueba y por qué.
Para que esto no quede en teoría, pensemos en tres zonas donde el retail sufre a diario.
Aquí se concentran problemas como:
Con IA aplicada a QA puedes:
Clásico de fin de mes o campaña:
La IA puede:
El estudio sobre el viaje del usuario en comercio electrónico del SERNAC deja claro que la postventa es el punto más crítico, concentrando cerca del 65 % de los reclamos asociados al comercio electrónico.
Aquí QA tradicional llega poco: muchas de estas fallas no son “bugs” visibles en la interfaz, sino errores de coordinación entre sistemas.
Con IA bien integrada en QA puedes:
Para ordenar la conversación, vale la pena estructurar el viaje en cuatro niveles que se repiten en empresas de retail y servicios.
No necesitas saltar del 0 al 3 en un trimestre, pero sí necesitas saber en qué nivel estás hoy y cuál es el siguiente paso lógico.
Hablar de IA sin riesgos sería irresponsable, especialmente con el ritmo de hype actual.
Si tus reclamos están dispersos en hojas de cálculo, tickets incompletos y correos, ningún modelo va a salvarte. Entrenar IA con datos sucios solo te da predicciones sofisticadas de basura.
Gartner viene advirtiendo que una parte importante de los proyectos de IA más avanzados no llegará a puerto. Un reporte reciente, citado por Reuters, señala que más del 40 % de los proyectos de “agentic AI” serán cancelados de aquí a 2027 por costos crecientes y valor de negocio poco claro.
Aunque esa cifra apunta a otro tipo de soluciones, el mensaje aplica directo a QA: si tu iniciativa de IA no parte de un dolor concreto (reclamos, tiempos de resolución, costos de postventa), terminará siendo un piloto elegante que nadie escala.
Integrar una plataforma de testing “con IA” sin tocar procesos es la receta perfecta para la frustración:
La tecnología no compensa la falta de gobierno ni de ownership.
Los datos del SERNAC muestran que el retail chileno y el comercio electrónico tienen un problema estructural de calidad en la experiencia completa, especialmente en postventa.
Seguir invirtiendo solo en más campañas, más funcionalidades y más canales sin cambiar el modelo de QA es, en la práctica, aceptar que serán tus clientes quienes sigan encontrando los errores más caros.
QA con IA no es magia, pero sí cambia la pregunta fundamental:
Si tus equipos ya están lidiando con sistemas distribuidos, promociones complejas, múltiples partners logísticos y presión constante por salir antes que la competencia, tiene poco sentido seguir probando como hace diez años.
La oportunidad está en usar la IA no para generar más reportes, sino para entrenar un sistema de calidad que aprenda con cada campaña, cada incidente y cada reclamo.
Y si quieres saber qué tan “entrenable” es hoy tu QA agenda una conversación gratuita con nuestros expertos.