En un mundo donde los ataques cibernéticos son cada vez más frecuentes y avanzados, ya no basta con que un software solo funcione bien. Hoy, la seguridad es igual de importante que la funcionalidad y pasarla por alto puede salir más caro de lo que se piensa.
Las filtraciones de datos no solo dañan la imagen de las empresas, también traen consecuencias financieras gigantes. Según IBM y el Ponemon Institute, el costo promedio global de una brecha de datos fue de USD $4,45 millones en 2023, un 2,3 % más que el año anterior.
De hecho, entre marzo de 2023 y febrero de 2024, el promedio subió a USD $4,88 millones, lo que representa un alza del 10 % anual. Esto indica que ya no se trata solo de errores que hacen fallar un software: estamos hablando de debilidades que generan pérdidas económicas, sanciones legales y pérdida de confianza.
El desarrollo de software hoy ocurre en ambientes tecnológicos más avanzados: nube, microservicios, IoT, inteligencia artificial. Esto abre más espacios que los atacantes pueden aprovechar, y requiere una protección mucho más robusta.
Esta tendencia no es aislada. En un análisis reciente de ACL sobre el panorama de la ciberseguridad en 2025, se destaca que el 50 % de los ataques se concentró en grandes empresas, el 43 % involucró malware y un 32 % terminó en exposición de información sensible.
En este escenario, no basta con revisar la seguridad al final del desarrollo. Hay que hacerlo desde el principio.
El enfoque tradicional del QA revisa si el software hace lo que debe, pero muchas veces no considera los riesgos de seguridad. Y eso sale muy caro a final de cuentas. Por lo que, encontrar un problema de seguridad en producción puede costar hasta 100 veces más que detectarlo antes, según el NIST.
Hoy se habla de integrar seguridad en todo el proceso de desarrollo. Eso es lo que hace DevSecOps: juntar desarrollo, pruebas y seguridad desde el principio.
¿Funciona? Sí. Los equipos que aplican esta forma de trabajar corrigen fallas de seguridad un 60 % más rápido que los que esperan al final.
QA con enfoque en seguridad permite usar herramientas como análisis de código, simulaciones de ataques y revisiones automáticas desde los primeros pasos del desarrollo.
Según IBM, las empresas que combinan DevSecOps con IA logran ahorrar USD $1,68 millones por brecha y responder 108 días más rápido ante un incidente.
Tener seguridad desde el inicio también ayuda a cumplir normas como ISO 27001 (certificación que cumple ACL), PCI-DSS o GDPR. Y eso tiene impacto directo en los clientes: el 87 % de las personas dejaría una empresa si no protege bien sus datos.
Los equipos que aplican DevSecOps bien tienen tres veces menos fallas graves en producción. Eso les permite lanzar productos más rápido sin poner en riesgo la seguridad.
Frente a estos desafíos, muchas empresas en Chile buscan un socio que integre QA, automatización y ciberseguridad desde el principio. En ACL tenemos un enfoque probado:
Eso da por resultado un software funcional, seguro y preparado para los desafíos reales del mundo digital. Algo fundamental en la actualidad.
Proteger el software es proteger el negocio. QA y seguridad ya no pueden trabajar separados. En ACL entendemos que integrarlos desde el diseño es clave para seguir siendo competitivos y confiables, sobre todo en un entorno donde los ataques no son una posibilidad, sino una realidad constante.