Hoy más que nunca, las organizaciones chilenas enfrentan una disyuntiva clave: seguir pensando en entregas cerradas, con ciclos finitos y poca retroalimentación, o asumir el desafío de operar Tecnologías de la Información (TI) como un producto vivo, que evoluciona al ritmo del negocio y los usuarios. Esta transición no es solo conceptual; responde a una presión real de un entorno digital que cambió para siempre.
Hice esta reflexión porque Chile tiene condiciones tecnológicas y de conectividad muy por sobre el promedio regional, pero muchas áreas TI siguen funcionando bajo una lógica que responde a un mundo que ya no existe. Esa desconexión entre el potencial del entorno y la forma en que operan los equipos puede transformarse en un freno para la competitividad.
Chile: condiciones propicias, pero aún con deuda interna
Chile alcanzó 62,7 puntos en el Índice de Madurez Digital de EY, superando el promedio global (61,2) y ubicándose entre los países líderes de América Latina.
La infraestructura tecnológica también ha tenido avances significativos. Microsoft, por ejemplo, inauguró en junio de 2025 su región “Chile Central” con tres datacenters en Santiago, una inversión proyectada de US$ 3.300 millones que generará más de 81.000 empleos.
Y en conectividad, el país muestra cifras robustas: un 94,3% de los hogares tiene acceso a banda ancha fija y la penetración móvil supera el 119%, según datos de la SUBTEL.
Estos indicadores hablan de un entorno favorable para operar con tecnologías avanzadas, pero ese potencial no se está traduciendo en prácticas ágiles, flexibles ni centradas en la evolución continua de los productos digitales. La mayoría de los equipos TI aún planifica como si el proyecto terminara con el go-live.
Repensar TI desde su raíz: producto, no proyecto
Las demandas actuales del negocio no son compatibles con ciclos de 12 meses ni con entregas que desaparecen luego del lanzamiento. Hoy se espera iteración, mejora continua y un verdadero ownership sobre los productos digitales.
En ACL hemos visto cómo organizaciones que asumen esta transformación obtienen beneficios concretos en velocidad, alineamiento con el negocio y continuidad operativa. Si estás evaluando este cambio, podemos ayudarte a identificar los pasos clave para que esta transición no quede solo en el discurso.
¿Qué implica pensar TI como producto?
Del proyecto puntual al ciclo continuo
Organizar equipos que se disuelven tras la entrega limita el aprendizaje y la mejora. Pensar en producto implica crear squads estables que acompañan todo el ciclo: diseño, desarrollo, puesta en marcha, evolución y soporte.
KPIs que miden valor, no avance
TI no puede seguir midiendo éxito por cumplimiento de plazo o presupuesto. Se requieren métricas vinculadas al negocio: uso real, retención, incidentes críticos resueltos, satisfacción del usuario interno y feedback continuo.
Gobernanza que priorice impacto
El plan de inversiones digitales 2024–2027 en Chile exige gobernanza transversal e interoperabilidad entre servicios. Esta visión no es compatible con proyectos aislados y refuerza la necesidad de trabajar con lógica de producto.
Roles de producto, no solo técnicos
Según estimaciones, el gasto en Tecnologías de la Información en Chile superó los US$ 8.200 millones en 2022, con foco en nube, IA, seguridad y metodologías ágiles. Esto exige nuevos perfiles: líderes con visión de producto, entendimiento del negocio y habilidades para operar en entornos iterativos.
Cultura basada en datos y aprendizaje
El Censo 2024 logró una cobertura del 95% gracias al uso de tabletas y transmisión digital, mostrando cómo los procesos públicos pueden funcionar como productos digitales: planeados, monitoreados, mejorados.
El verdadero desafío: cambiar la mentalidad
Migrar desde la lógica de proyectos a una visión de producto no se trata solo de reorganizar equipos o cambiar metodologías. Es un cambio profundo en cómo las organizaciones entienden el valor, la continuidad y la relación con los usuarios internos y externos.
En un país con conectividad, inversiones y talento en crecimiento, las condiciones están dadas. Pero el riesgo no está solo en ejecutar mal, sino en no decidir a tiempo.
Porque mientras algunos siguen planificando el cierre de su próximo proyecto, otros ya están entregando valor cada semana.
¿Te interesa iniciar este cambio en tu organización con una mirada estratégica y adaptada al contexto local? En ACL hemos acompañado a empresas chilenas en este proceso, con foco en evolución organizacional, adopción tecnológica y continuidad operativa. Conversemos.